En Austria, el sistema sanitario se financia en su mayor parte mediante las aportaciones a la Seguridad Social y los impuestos. También existe una pequeña aportación privada (coste de las recetas, retenciones, dietas en caso de hospitalización o contribuciones de seguros de enfermedad).
La atención sanitaria pública se cubre mediante los seguros de enfermedad y accidente. Entre otras prestaciones, se ofrecen atención ambulatoria y hospitalización, rehabilitación, medicamentos, subsidios para terapias, exámenes médicos o aportaciones semanales en caso de nacimiento. De la atención ambulatoria se encargan los médicos residentes y las ambulancias de los hospitales. La hospitalización se lleva a cabo en los hospitales.
Todos los trabajadores por cuenta ajena tienen un seguro obligatorio. La mayoría de los trabajadores autónomos también tiene este seguro. Los hijos, los cónyuges, las parejas de hecho y las parejas no registradas como tales en el caso de familias con hijos pueden incorporarse a ese seguro sin coste alguno. También es posible contratar un seguro propio si se cumplen determinados requisitos.
Los asegurados y sus familiares pueden acceder de forma sencilla a los servicios sanitarios del sistema sanitario público. Pueden recibir atención médica de médicos residentes con convenios con los seguros de enfermedad y en los hospitales públicos. Determinados servicios, como, por ejemplo, el pago de recetas, los médicos y hospitales privados, algunos servicios del dentista o las dietas en caso de hospitalización, deben pagarse aparte. Si una persona carece de seguro, deberá costear todos los gastos de la atención médica que requiera.
En el caso de una enfermedad que no pueda atribuirse al trabajador, la empresa continuará abonando el sueldo durante un período determinado. Dicho período dependerá del tiempo que lleve trabajando y del tipo de relación laboral que se mantenga. El trabajador enfermo recibirá también un subsidio de enfermedad de la Seguridad Social, en cantidad inferior al que aporta la empresa.